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viernes, 30 de marzo de 2012

Minas de “Wolfram” - El Cabaco

Ampadrino: José Fco de Paz

Tipo: Industrial
Municipio:  El Cabaco

Breve Descripción: El descubrimiento de las vetas de “wólfram” (como lo llaman en El Cabaco) en el año 1943 supuso el auge económico y social,  ya que este mineral era estratégico para los alemanes. Esto  en el marco de la Segunda Guerra Mundial desencadenó  en  la subida de los precios que, derivaron en el auge minero pero también en la picaresca, el contrabando,…

Según avanzaban las explotaciones, se abrían nuevas minas, bautizadas con curiosos nombres, la mina de la Amistad, Cuesta Calera, Prado Carretero, Zarzosillo, Tarayuela, la Rebolá, El minero, el Jurdano, Fuente Cintao, Prado Carretero, Peñas del Mosquil, Cuatro Amigos, Cecilia, Morenita, Comunal, San Jaime, Porta Coeli, Blanquita, Esperanza, Teresita, La Sorpresa, Pilarín II, Catalina, Natividad, Reunión, Dos Amigos, San Miguel, San José, Maria del Carmen, Isabela, Agustinita, Rogabí, Resurrección, Cuatro Hermanos, Los Remedios,…

Tras la detección de la veta de wolframio, cuya dirección era de filones cuarcíticos, subverticales, instruidos en el encajante granítico, era necesario barrenar una gran parte del terreno cuando éste era de piedra, o abrir el suelo "a pico y pala" si era de tierra. Algunas de estas vetas llegaron a alcanzar los 700 metros de longitud, 5 de anchura y 7 de profundidad.  Una vez que se extraía la tierra, y gracias a los canales y torrenteras naturales que corrían por el terreno, ésta era dispuesta en unas rudimentarias cajas de madera por donde se dejaba transcurrir el agua. Mientras, los mineros bateaban el depósito para que el líquido se llevara la tierra, dejando el wolframio (y otros minerales, entre ellos el oro) en el recipiente debido a su mayor peso específico.

Al finalizar la jornada, el operario acudía a las casetas construidas por las diferentes empresas con el objeto de almacenar el mineral. En esas mismas instalaciones se pesaba el "wolfram", se pagaba la retribución correspondiente al trabajador, sirviendo asimismo como lugar de cobijo y habitación de los guardas contratados por los empresarios y encargados de la supervisión de las extracciones.


Cronología: siglo XX
Estado: Respecto a las minas, en los noventa se sellaron con el objetivo de evitar posibles accidentes, sobre todo para el ganado. Únicamente permanecen abiertas dos pequeñas catas de la mina la Tarayuela como testimonio de ese pasado minero. En lo que se refiere a los bienes inmuebles asociados, tan sólo seis casetas permanecen en pie, todas ellas en estado ruinoso.

Información de Interés: Esta asociado a una ruta señalizada.

Caseta de la mina La Rebolá



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